Alberto Betancourt
El 1 de julio de 2018 el pueblo mexicano sorprendió al mundo y se sorprendió a si mismo realizando tres actos simultáneos de una enorme trascendencia política: derrotar al PRI que había gobernado México de manera virtualmente ininterrumpida desde 1929, convertir en presidente de México a Andrés Manuel López Obrador y revertir la tendencia electoral conservadora en América Latina. El nuevo gobierno representa sin embargo una situación compleja y contradictoria, la amplitud de la alianza electoral incluye desde la izquierda electoral hasta sectores de derecha, consecuentemente su política es zigzagueante. El gobierno de EU no ha visto con buenos ojos al nuevo gobierno y la ha presionado lo más que ha podido.
El pasdo 30 de mayo de 2019 Donald Trump declaró que Estados Unidos había sido invadido por cientos de miles de alliens que han sobrepoblado nuestras escuelas, saturado nuestro hositales y dañado nuestros servicios de bienestar. México debe sellar su frontera con Guatemala o de lo contrario, de acuerdo a la Ley de Emergencia Económica se aplicará un 5% de aranceles a todas las mercancías procedentes de ese país. Si para el 1 de julio México no ha tomado las acciones necesarias, los aranceles se subirán al 10%, y en agosto se subirían al 15%, 20% en septiembre y 25% en octubre. Los demócratas estadounidenses son responsables de esta situación.
La situación no era fácil. Lamentablemente el gobierno mexicano aceptó la presión. Envío a Washington a negociar a Marcelo Ebrard, Secretario de Relaciones Exteriores y trás una negociación humillante y poco diplomática aceptó enviar a las tropas de la recién creada Guardia Nacional a la frontera con Guatemala, endurecer las condiciones de los migrantes y aceptar que los solicitantes de asilo en EU permanezcan en territorio mexicano, lo cual socava sus derechos, les impide permanecer en territorio estadounidense mientras esperan la respuesta, acceder a abogados especializados y recibir la ayuda de las organizaciones norteamericanas que ayudan a las personas en tránsito.
El 8 de junio, durante un evento realizado en Tijuana, el diputado Porfirio Muñoz Ledo, Presidente de la Cámara de Diputados y miembro de MORENA, el partido que llevó al pode a Andrés Manuel López Obrador cuestionó la aceptación de las presiones de Trump, pues según dijo se aceptó cambiar el lenguaje diplomático por la procacidad, y que se sustituyera el trato amistoso por la amenaza. Aceptar las condiciones impuestas por Trump implicó además faltar al Tratado de Libre Comercio de América del Norte que ha ido construyendo bilateralmente a lo largo de los años. La migración, remató el legislador en un discurso ante el presidente: no puede ser una pañabra maldita, es un derecho. Podíamos haber acudido a la Organización Mundial de Comercio, la Suprema Corte de la Haya, o a Naciones Unidas. Lo que es inaceptable es que asellamos el paso a los centroamericanos como un oscuro favor a los norteamericnos.